miércoles, 18 de mayo de 2011

DOS CLASES DE PERSONAS


Por Ruben Garcia Cebollero

No hay diferencia alguna entre una plaza uruguaya y una plaza barcelonesa, cuando nos detenemos a pensar en cuantas clases de personas podemos encontrarnos.

Hay dos clases de personas, en todas partes: las que nos menguan y las que nos engrandecen. Y esas dos clases nada tienen que ver con su tamaño físico, pues estoy hablando de su aportación espiritual.

Las personas que nos engrandecen son como la Cruz del Sur, que nos guía cuando queremos mirarla, que nos ofrece la certeza de estar ahí, que no necesita ser nada pues le basta con estar, con saber estar, con disfrutar su estancia.

Dice David Mamet, que "nadie presta atención a las cosas que le aburren". Y me da por pensar que es imposible aburrirse en una plaza de Montevideo, o en una plaza de Barcelona. Si encontramos personas que nos engrandezcan, nos harán saber, como Mamet, que "el trauma agudo del fracaso es el impulso necesario del conocimiento".

La gente de CRUZ DEL SUR nunca se aburre. Saben siempre que hay vida más allá de las plazas, y que la apetencia (lo dijo Mamet) está hecha de novedad, de desear lo escaso, del afán de aventura. Al fin y al cabo, ¿quién no se pregunta qué va a ocurrir a continuación?

Y si vas a una plaza de Barcelona, o de Montevideo, ¿a qué clase de personas vas a pertenecer?

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